sábado, 26 de agosto de 2023

Un machito de apellido Rubiales (reflexión personal)

 Un machito de apellido Rubiales

Hoy escribo mi primer artículo desde mi nuevo hogar en Sabadell. Lo debería hacer sobre lo que he visto, lo que he percibido de su gente y su entorno. Debería hacerlo sobre lo que sentí y pensé encerrado durante diez horas en el vientre de esa ballena aérea llamado Boeing 787 que me trasladó por los aires hasta una playa del mediterráneo. Debería, pero no podré.

Desde afuera, desde el otro lado del Atlántico, a España se le ve como un país en el que la igualdad forma parte indisoluble de la sociedad en su conjunto. Pero estando acá, la verdad, he cuestionado esa percepción y se me encendieron las alarmas por lo que pueda suceder allá. Perdonen quienes les he puesto la cabeza como un plato de tallarines al hablar de aquí y allá. Me aclaro, aquí en Sabadell (España) y allá Costa Rica.

Un viejo maestro de la universidad, en aquellos años en que se podía fumar en las aulas y se tomaba cerveza a las 12 del día en Semana Universitaria, nos decía que la escuela, como institución, es parte del entramado social y como tal refleja sus luces y sombras. Muy poético para explicar algo que sonará a perogrullada. Con el paso de los años llegué a la conclusión de que muchas instituciones y organizaciones, con fuerte anclaje social, no escapan de ese axioma.

Aquí llevamos una semana en que el foco ha estado centrado en la Federación Española de Fútbol (lo de real lo omito como rebeldía republicana). Para quienes me lean desde allá, les explico. La selección española de fútbol femenino ganó el campeonato mundial. Viene la celebración, los gestos, la puesta en escena de una periodista reconvertida en reina y una adolescente que al haber nacido en palacio no deberá preocuparse en su vida por el paro. Y en medio de todo ello, un tipo calvo, malencarado, con efluvios de macho que se huelen a kilómetros, se monta una elegía al machismo de primer nivel.

Básicamente se dan dos eventos que son los detonantes de todo. La primera, el tipo este se agarra los testículos, por sobre pantalón al menos, en un gesto que dejó estupefactos a millones de personas alrededor del mundo. El segundo es cuando toma a una jugadora con sus dos manos aprisionando sus mejillas y le estampa un beso en la boca.

¿Porqué la besa en la boca? Esa es la pregunta que yo me hice. La discusión de las implicaciones jurídicas y legales las han discutido tantísimo que no quiero llover sobre mojado (un refrán que acá se extraña porque ni sobre seco llueve). Me interesa más el aspecto social e ideológico.

Voy por partes. Este señor, de apellido Rubiales, explica que ese gesto era dirigido a Jorge Vilda, el técnico de la selección. Una especie de ofrenda que le realiza por su “hombrada”. ¿Quieren un simbolismo más machista que este? Rubiales tiene una prelación sobre el técnico, es su jefe superior. ¿Qué mayor honor para él que su jefe, le haya brindado su hombría? ¿Porqué no un beso, un gesto de abrazo o un simple y tradicional “thumbs up”? Nada, que como soy macho muy macho, toma allá lo que me hace macho muy macho, toma mis cojones. ¿Le habría dado lo mismo a una técnica o seleccionadora nacional? 

Lo otro es lo del beso. La discusión y el debate se ha centrado mucho en si fue o no consentido, tema que de dilucidarse, traería implicaciones de carácter legal. Pero a mí me interesa más otra cosa, el simbolismo machista implícito en el acto y en la misma explicación que Rubiales a querido dar.

Empecemos por lo básico. Según Rubiales él lo que quiso fue “consolar” a la jugadora Jennifer Hermoso ya que la misma cobró un tiro de penal que la arquera inglesa detuvo. Después del abrazo de consuelo, él en un arrebato de euforia -según su decir- le propuso a Hermoso “un piquito” y ella dizque accedió.

Dos elementos: primero es que nada parece justificar que un beso en la boca -sea piquito o francés, da igual- sea una manera correcta de consolar a alguien con quien no se tiene el consentimiento implícito o explícito de quien l vaya a recibir. Cuando menciono lo de implícito es porque, eventualmente y bajo cierto marco cultural, este tipo de contacto físico tenga una cierta normalidad entre personas que tienen una relación de cercanía o intimidad, llámese esta relación familiar, amistosa o sentimental.

En este caso esos presupuestos no se dan. Entonces la defensa de que la jugadora haya aceptado esa demostración de “consuelo” no tiene mucho asidero. Porque lo que se manifestó fue un uso de la posición de poder que Rubiales tenía sobre Hermoso. El poder, entendido como el uso de medios y condiciones relacionales para obligar a alguien a hacer algo, es lo que sucedió. Rubiales es el superior jerárquico de Hermoso y al simplemente hacer la propuesta (permiso según el alopécico federativo) lo hizo desde esa posición de poder. No entre iguales, eso quede claro. De ser cierto que Hermoso no se negara (que no significa aceptación explícita) consuma el ejercicio del poder de Rubiales: La obligó a hacer algo. 

Ayer Rubiales se niega a dimitir. Hoy España se encuentra pegada a los televisores y en la calle y las casas todo el mundo sigue el culebrón. Rubiales no dimite y se victimiza. Pero la reflexión de su diatriba reaccionaria de exculpación la trataré en otro momento. La náusea pudo más.

© Juan Reverter Murillo. Prohibida su reproducción total o parcial con fines comerciales sin la autorización del autor.


lunes, 7 de agosto de 2023

Impresión de un aguacero (relato corto)

Impresión de un aguacero

Desde el oeste se comienza a sentir como el viento avanza sobre mi calle, resoplando y revolviéndose, avanzando como una horda de mil guerreros a galope desbocado. Son heraldos, avanzando presurosos para anunciar a cuanto ser vivo esté en su camino que tras ellos llegará pronto la diosa a la que sirven. Aumenta la furia de esa horda de heraldos eólicos. Resoplan y se revuelven con mucho mayor furia. Se levantan remolinos de hojas secas, de arena que es lanzada hacia arriba y hacia abajo como un ratón en las fauces de un gato que no encontró un mejor juguete.

Llega la diosa lluvia, vestida con su túnica gris plomo que extiende sobre la calle en la que vivo, barriendo con niños y viejos que huyen con paso presuroso, a la carrera los que pueden y con paso apresurado los que no, viendo hacia la diosa, implorando les dé cuartel para buscar asilo.

Ella no tiene piedad. Suelta a sus lanceros y flecheros. Escondidos en la túnica plúmbea de la diosa, se arrojan hacia la tierra. Se escuchan en los techos, golpeándolos furiosamente por no haber alcanzado a quienes aún se mantenían, desafiantes o impotentes, ante su presencia.

Ordena la diosa que sus tromperos llamen refuerzos para aumentar el temor que causa. Llegan los truenos, con voz de bronce profunda respondiendo al llamado. Las nubes sueltan entonces las mil lanzas ígneas de los relámpagos. Vuelven al ataque flecheros y lanceros contra techos, personas, animales. Contra todo lo que aún se mantenga a su alcance. Lavan las basuras que hayan quedado en la calle para que la diosa camine orgullosa sobre ellas y sus pies en forma de torrentes no se ensucien ni se deshonren.

Cansada ya de su ataque la pluvial diosa marcha hacia el este. Ha pasado el aguacero.

© Juan Reverter Murillo. Prohibida su reproducción total o parcial con fines comerciales sin la autorización del autor.

miércoles, 2 de agosto de 2023

¿Es África el segundo frente de la guerra en Ucrania? (Opinión sobre geopolítica)

 ¿Es África el segundo frente de la guerra en Ucrania?

Desde esta parte del mundo, América Latina en general y Costa Rica en particular, el conflicto en Ucrania no parece pasar más allá de las noticias. No parece haberse dimensionado adecuadamente en el peligro potencial y real de que este haya sido el detonante de una escalada bélica a nivel global, con matices incluso de una guerra mundial.

Para quienes no vivimos la Segunda Guerra Mundial y mucho menos la Primera Guerra Mundial, nos cuesta un tanto asimilar como es que se llegó a ese nivel de conflictividad bélica. Hay que comprender un elemento central. Ambos conflictos se maduraron mucho antes de que se dispararan los primeros cañonazos. 

Personalmente he llegado a la conclusión de que este tipo de conflictos son en realidad la suma de muchos otros conflictos entre distintos países. Llega el punto en que esos conflictos entre países particulares provocan que se formen bloques de apoyo mutuo y es cuando la globalización de la guerra se alcanza. Basta repasar, por ejemplo, el caso de la Segunda Guerra Mundial.

Ubicaría el inicio de la misma en la segunda guerra sino japonesa en 1937. En 1939, con la invasión de la Alemania nazi a Polonia, el Reino Unido y Francia le declaran la guerra a la primera. La URSS ya estaba involucrada en un conflicto contra Finlandia. En 1940, con la invasión de Alemania a Francia, Bélgica y los Países Bajos, hace que Italia entre en el conflicto al lado de Alemania, invadiendo a su vez a Grecia, Albania y Yugoslavia. Ese mismo año, en noviembre, Hungría se alinea con Alemania. Bulgaria entra en la guerra en marzo de 1941 y Rumanía en junio, mismo mes en que Alemania invade la URSS; diciembre es el mes en que Japón ataca Pearl Harbor y eso marca la acumulación de conflictos que desembocaron en el horror que ya conocemos. La suma de esos conflictos bilaterales llevó a la formación de alianzas.

Hoy parece que asistimos de nuevo a esta situación. La invasión de Ucrania por parte de Rusia hace que un actor mayor, una potencia militar de primer orden, se involucre en un conflicto de escala internacional. Sumemos los conflictos no declarados entre otros estados: Israel e Irán, el conflicto en Siria con la participación de terceros países, le enfrentamiento encubierto entre Arabia Saudita e Irán en Yemen, las tensiones entre China y sus vecinos en el Mar de China. Podríamos continuar, pero estos son los puntos que veo más calientes. Si incluyéramos en la ecuación a los cuasi estados (Al Qaeda e ISIS), el tema se complejizaría tanto que pasaría de ser un artículo a un libro, esa no es la intención.

Pero la conflictividad no sólo es de carácter bélico. También lo son económicos, principalmente. El aumento en el precio internacional de los granos, especialmente los producidos en Ucrania y Rusia así como la incertidumbre sobre el suministro de gas natural a Europa desde fuentes rusas son clarísimos ejemplos de esta dimensión. Si bien puede existir una oferta que cubra esos faltantes, también es cierto que la disponibilidad obligaría a dejar de suministrar los recursos a otros países para desviarlos hacia los mercados carentes. Por la simple regla de oferta y demanda, aumenta el precio y se iría hacia quienes lo puedan pagar.

En el caso del grano, África es especialmente vulnerable. Desde hace varios meses se viene advirtiendo del peligro que significaría un desabastecimiento, que llevaría a posibles hambrunas y con ello una desestabilización de un ya de por sí poco estable continente. ¿Qué sería la consecuencia lógica? Un aumento del flujo de refugiados hacia Europa, lo que agudizaría las ya de por sí tensas opiniones en favor y en contra de acoger a las masas de migrantes que llegan a las costas mediterráneas desde países subsaharianos.

Por eso, lo sucedido recientemente en Níger podría verse como la apertura de un segundo frente de la guerra en Ucrania. Ya es el tercer golpe de estado, militar, que ocurre en la misma región. Primero fue Malí, le siguió Burkina Faso y ahora Níger. ¿Hay elementos comunes? Sí los hay. Todos esos golpes fueron ejecutados por el ejército. En los tres países el descontento popular ante la incapacidad de los gobiernos civiles de controlar la insurgencia yihadista dio una base de apoyo a los golpistas. Los tres países poseen recursos minerales valiosos, especialmente oro. Los golpes a su vez han planteado un discurso abiertamente anticolonialista, especialmente contra Francia, antigua potencia colonial de los tres y cuyo papel de gendarme es más que evidente. Rusia mantiene presencia en los tres países ya sea mediante el Grupo Wagner o bien como el principal suplidor de armamento.

Resumiendo: Rusia necesita acceso al oro y otros recursos valiosos para sostener su esfuerzo militar y lo consigue a cambio de armas y apoyo político y económico (Putin ofreció regalar grano en la última cumbre entre los estados africanos y Rusia). Asimismo, al respaldar estos golpes, con una base de relato anticolonial contra Francia, golpea el flanco sur de la OTAN.

Pero no todo es hegemonía absoluta rusa en África. Existen otros países vecinos a Malí, Níger y Burkina Faso que están alineados con Estados Unidos y la Unión Europea. Pensemos por ejemplo en Nigeria y Ghana. Su situación en cuanto a la presencia de grupos radicales islamistas los hace potencialmente proclives a que la tentación de un golpe de estado se dé en esos países.

Nigeria posee extensas reservas de petróleo, estaño y oro. Ghana lo es de oro, bauxita y manganeso. Si esos países salieran de la órbita de influencia de la OTAN, significaría un duro golpe a la economía global y daría mayores recursos a los rusos. No en balde, y esto no creo haya sido una iniciativa unilateral, la Organización de Estados Africanos Occidentales lanzó un ultimátum al régimen golpista en Níger; deben restituir al gobierno anterior o habrá intervención militar. Malí y Burkina Faso ya advirtieron que considerarán este acto como uno de guerra en su contra e intervendrán. De llegarse a este extremo, ni Rusia ni la Unión Europea dejarán sus manos fuera. 

Sucederá lo mismo que en Ucrania; la OTAN enfrentándose a Rusia con el uso en terreno de soldados de terceros países. Si ello se extiende, podría suceder que otros conflictos aumenten en intensidad y en unos meses estemos ante el panorama de una suma tal que los bloques se consoliden y se enfrenten directamente. Nada alentador es el panorama.

© Juan Reverter Murillo. Prohibida su reproducción total o parcial con fines comerciales sin la autorización del autor.

martes, 1 de agosto de 2023

1 de agosto (corto relato íntimo)

 1 de agosto 2023

Un círculo rojo en el calendario es el recordatorio que ya es inminente la partida. Ese número uno del octavo mes, rodeado por tinta color sangre, dice que ya es hora de ir preparando la maleta. El día amaneció nublado y con lluvia, alternado con episodios de sol brillante pero de corta duración.

Para quienes vivimos en este dedo de arena señalando hacia el oeste, de cara y espaldas al mar simultáneamente, nos produce sentimientos encontrados. Por un lado se agradece la tregua que nos brinda el sol al no tener que escondernos entre las nueve de la mañana y las cuatro de la tarde. De no hacerlo se corre el riesgo de desaparecer vaporizado o quedar reducido a un puñito de materia deshidratada. Por otro lado, siendo ese inclemente astro el compañero de todos los días, se le echa algo de menos. ¿Será por eso por lo que estos días los llaman acá tristillos? No son tristes. Despectiva y contradictoriamente son tristillos.

También quisiera pensar que hay una confabulación atmosférica para decirme que sienten algo de nostalgia por mi partida. Que me iré de este dedo señalando al oeste para asentarme en una piel de toro allende el océano. Quisiera creer que en parte esa nostalgia, y un poco de rabia, será porque cruzaré un océano que no es el Pacífico y que cuando vea olas y sienta brisa marina será la del Mediterráneo. Este mar que aprendí a querer y él a mí es celoso a veces.

Vuelvo a ver mi maleta. Vacía. Se irá llenando poco a poco con mis pocas pertenencias que he decidido llevar. Camisas, zapatos, pantalones, calzoncillos y medias. Tres libros que me regalaron y se salvaron del viaje de sus compañeros a la biblioteca pública. Una americana, un sombrero de paja, los ineludibles medicamentos que diariamente tomamos quienes cruzamos la barrera de los cincuenta años, unas fotos empacadas y los documentos necesarios para ser legal en mi nuevo destino.

La maleta se hace inmensa. Es como el Tardis del Doctor Who, más grande por dentro que por fuera. Lo compruebo al meter todos los recuerdos que llevo, todas las alegrías, tristezas, decepciones, anhelos sin cumplir y los que esperan ser cumplidos. La mujer que amé y la que estoy aprendiendo a amar. La una viendo al norte, la otra quisiera pensar esperándome en la cintura del mundo. 

Seguiré empacando.

© Juan Reverter Murillo. Prohibida su reproducción total o parcial con fines comerciales sin la autorización del autor.



Lo que me dijo Santa María del Pi

 Lo que me dijo Santa María del Pi Barcelona es una mujer imposible de evadir. Una vez que la conoces deseas estar con ella todo el tiempo...