miércoles, 2 de agosto de 2023

¿Es África el segundo frente de la guerra en Ucrania? (Opinión sobre geopolítica)

 ¿Es África el segundo frente de la guerra en Ucrania?

Desde esta parte del mundo, América Latina en general y Costa Rica en particular, el conflicto en Ucrania no parece pasar más allá de las noticias. No parece haberse dimensionado adecuadamente en el peligro potencial y real de que este haya sido el detonante de una escalada bélica a nivel global, con matices incluso de una guerra mundial.

Para quienes no vivimos la Segunda Guerra Mundial y mucho menos la Primera Guerra Mundial, nos cuesta un tanto asimilar como es que se llegó a ese nivel de conflictividad bélica. Hay que comprender un elemento central. Ambos conflictos se maduraron mucho antes de que se dispararan los primeros cañonazos. 

Personalmente he llegado a la conclusión de que este tipo de conflictos son en realidad la suma de muchos otros conflictos entre distintos países. Llega el punto en que esos conflictos entre países particulares provocan que se formen bloques de apoyo mutuo y es cuando la globalización de la guerra se alcanza. Basta repasar, por ejemplo, el caso de la Segunda Guerra Mundial.

Ubicaría el inicio de la misma en la segunda guerra sino japonesa en 1937. En 1939, con la invasión de la Alemania nazi a Polonia, el Reino Unido y Francia le declaran la guerra a la primera. La URSS ya estaba involucrada en un conflicto contra Finlandia. En 1940, con la invasión de Alemania a Francia, Bélgica y los Países Bajos, hace que Italia entre en el conflicto al lado de Alemania, invadiendo a su vez a Grecia, Albania y Yugoslavia. Ese mismo año, en noviembre, Hungría se alinea con Alemania. Bulgaria entra en la guerra en marzo de 1941 y Rumanía en junio, mismo mes en que Alemania invade la URSS; diciembre es el mes en que Japón ataca Pearl Harbor y eso marca la acumulación de conflictos que desembocaron en el horror que ya conocemos. La suma de esos conflictos bilaterales llevó a la formación de alianzas.

Hoy parece que asistimos de nuevo a esta situación. La invasión de Ucrania por parte de Rusia hace que un actor mayor, una potencia militar de primer orden, se involucre en un conflicto de escala internacional. Sumemos los conflictos no declarados entre otros estados: Israel e Irán, el conflicto en Siria con la participación de terceros países, le enfrentamiento encubierto entre Arabia Saudita e Irán en Yemen, las tensiones entre China y sus vecinos en el Mar de China. Podríamos continuar, pero estos son los puntos que veo más calientes. Si incluyéramos en la ecuación a los cuasi estados (Al Qaeda e ISIS), el tema se complejizaría tanto que pasaría de ser un artículo a un libro, esa no es la intención.

Pero la conflictividad no sólo es de carácter bélico. También lo son económicos, principalmente. El aumento en el precio internacional de los granos, especialmente los producidos en Ucrania y Rusia así como la incertidumbre sobre el suministro de gas natural a Europa desde fuentes rusas son clarísimos ejemplos de esta dimensión. Si bien puede existir una oferta que cubra esos faltantes, también es cierto que la disponibilidad obligaría a dejar de suministrar los recursos a otros países para desviarlos hacia los mercados carentes. Por la simple regla de oferta y demanda, aumenta el precio y se iría hacia quienes lo puedan pagar.

En el caso del grano, África es especialmente vulnerable. Desde hace varios meses se viene advirtiendo del peligro que significaría un desabastecimiento, que llevaría a posibles hambrunas y con ello una desestabilización de un ya de por sí poco estable continente. ¿Qué sería la consecuencia lógica? Un aumento del flujo de refugiados hacia Europa, lo que agudizaría las ya de por sí tensas opiniones en favor y en contra de acoger a las masas de migrantes que llegan a las costas mediterráneas desde países subsaharianos.

Por eso, lo sucedido recientemente en Níger podría verse como la apertura de un segundo frente de la guerra en Ucrania. Ya es el tercer golpe de estado, militar, que ocurre en la misma región. Primero fue Malí, le siguió Burkina Faso y ahora Níger. ¿Hay elementos comunes? Sí los hay. Todos esos golpes fueron ejecutados por el ejército. En los tres países el descontento popular ante la incapacidad de los gobiernos civiles de controlar la insurgencia yihadista dio una base de apoyo a los golpistas. Los tres países poseen recursos minerales valiosos, especialmente oro. Los golpes a su vez han planteado un discurso abiertamente anticolonialista, especialmente contra Francia, antigua potencia colonial de los tres y cuyo papel de gendarme es más que evidente. Rusia mantiene presencia en los tres países ya sea mediante el Grupo Wagner o bien como el principal suplidor de armamento.

Resumiendo: Rusia necesita acceso al oro y otros recursos valiosos para sostener su esfuerzo militar y lo consigue a cambio de armas y apoyo político y económico (Putin ofreció regalar grano en la última cumbre entre los estados africanos y Rusia). Asimismo, al respaldar estos golpes, con una base de relato anticolonial contra Francia, golpea el flanco sur de la OTAN.

Pero no todo es hegemonía absoluta rusa en África. Existen otros países vecinos a Malí, Níger y Burkina Faso que están alineados con Estados Unidos y la Unión Europea. Pensemos por ejemplo en Nigeria y Ghana. Su situación en cuanto a la presencia de grupos radicales islamistas los hace potencialmente proclives a que la tentación de un golpe de estado se dé en esos países.

Nigeria posee extensas reservas de petróleo, estaño y oro. Ghana lo es de oro, bauxita y manganeso. Si esos países salieran de la órbita de influencia de la OTAN, significaría un duro golpe a la economía global y daría mayores recursos a los rusos. No en balde, y esto no creo haya sido una iniciativa unilateral, la Organización de Estados Africanos Occidentales lanzó un ultimátum al régimen golpista en Níger; deben restituir al gobierno anterior o habrá intervención militar. Malí y Burkina Faso ya advirtieron que considerarán este acto como uno de guerra en su contra e intervendrán. De llegarse a este extremo, ni Rusia ni la Unión Europea dejarán sus manos fuera. 

Sucederá lo mismo que en Ucrania; la OTAN enfrentándose a Rusia con el uso en terreno de soldados de terceros países. Si ello se extiende, podría suceder que otros conflictos aumenten en intensidad y en unos meses estemos ante el panorama de una suma tal que los bloques se consoliden y se enfrenten directamente. Nada alentador es el panorama.

© Juan Reverter Murillo. Prohibida su reproducción total o parcial con fines comerciales sin la autorización del autor.

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